Anticoagulantes en la mujer: Resolviendo dudas

El Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz ha organizado, en colaboración con la Asociación de Pacientes Anticoagulados y Cardiovasculares (AMAC), la I Jornada multidisciplinar sobre ‘La anticoagulación en la mujer’, un encuentro formativo cuyo objetivo ha sido abordar, de forma multidisciplinar, a través de la perspectiva de hematólogos, endocrinos, cardiólogos, ginecólogos y geriatras, las peculiaridades del tratamiento anticoagulante en las diferentes etapas de la vida de la mujer, y resolver las dudas de las pacientes.

La iniciativa “nos ha permitido tener una visión de 360º y aunar conocimientos en beneficio de la atención de las mujeres anticoaguladas”, explica a ELPLURAL.COM Pilar Llamas, jefa de Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital FJD. En el encuentro “hemos hecho un recorrido por todas las etapas de la mujer, poniendo atención en cada una de ellas y hemos podido ofrecerles a las pacientes unas directrices claras en cuanto a su tratamiento y seguimiento”, aclara.

Distintas patologías

Los fármacos anticoagulantes interfieren en el proceso de coagulación de la sangre, y se utilizan en “personas que tienen un riesgo elevado de desarrollar una trombosis”, afirma la doctora Llamas. “Esto ocurre en pacientes con patologías cardiacas, como son la fibrilación auricular o las prótesis valvulares cardíacas de tipo mecánico. Existe un riesgo de que se formen trombos dentro del corazón que pueden desprenderse y ocluir un vaso, por ejemplo, de la circulación cerebral, dando lugar a un infarto cerebral o ictus”, añade.

Del mismo modo, este tipo de fármacos se utilizan también “en la fase inicial del tratamiento de las trombosis venosas profundas y/o del tromboembolismo pulmonar y posteriormente, para prevenir que se produzcan nuevos trombos en paciente con alto riesgo de recurrencia”, recalca.

Los cambios hormonales

Si bien la indicación de un tratamiento anticoagulante es igual en hombres que en mujeres, advierte esta especialista, “hay circunstancias inherentes a la fisiología de éstas que “pueden condicionar un manejo individualizado de la terapia antitrombótica: menstruación, gestación, terapias hormonales...”

“Se ha descrito en la literatura que, en relación con el tratamiento anticoagulante, las mujeres de edades avanzadas tienen más complicaciones hemorrágicas y que los hombres tienen menos recurrencia de la trombosis”, matiza.

La coagulación sanguínea sufre modificaciones en relación con los cambios hormonales de la mujer (menarquía, ciclos menstruales, perimenopausia), que se ven potenciadas en situaciones como la gestación y el uso de terapia hormonal. “Se genera un estado de hipercoagulabilidad (disminución de anticoagulantes naturales, aumento de proteínas procoagulantes, disminución de la fibrinolisis) que, sumado a otros factores de riesgo, puede favorecer el desarrollo de un evento tromboembólico”, alerta la responsable del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital FJD.

Anticoagulantes y embarazo

Las mujeres que está en tratamiento con anticoagulantes y desean quedarse embarazadas, deben contactar lo antes posible con el médico responsable del mismo para que le indique qué hacer. “Los anticoagulantes antagonistas de la vitamina K (ejemplo Sintrom®), son capaces de atravesar la barrera placentaria y producir malformaciones fetales, por lo que si la paciente se queda embarazada debe de acudir urgentemente a su médico para realizar el cambio a heparina, que no atraviesa la placenta”, apunta la doctora Llamas.

Lo mismo han de hacer aquellas que utilizan “anticoagulantes orales de acción directa”, dado que “no hay datos de seguridad sobre el uso de estos fármacos en el embarazo”.

Anticoagulantes y anticoncepción

También las mujeres que quieren iniciar un tratamiento anticonceptivo han de tener en cuenta sus circunstancias. La mujer que está anticoagulada y/o tiene un alto riesgo trombótico ha de considerar que “los anticonceptivos hormonales combinados, que contienen estrógenos, se asocian a un mayor riesgo de trombosis”, apunta la doctora Llamas.

Por ello “es preferible optar por un anticonceptivo basado solo en progestágenos o por el DIU, con o sin levonogestrel”, indica, siempre, eso sí, “bajo la supervisión de su ginecólogo”.

“En el caso de que se precise un anticonceptivo combinado por patología ginecológica, la mujer debe ser remitida a un servicio de hematología para valoración”, especifica, y subraya: “Existen factores de riesgo trombótico que han de tenerse en cuenta en esta situación, como son los antecedentes personales o familiares (primer grado) de trombosis, trombofilia hereditaria, edad, obesidad, hábito tabáquico, cáncer...” En este tipo de situaciones es importante “realizar una educación de la mujer para que pueda reconocer precozmente la sintomatología relacionada con la trombosis”, asevera.

Anticoagulantes en la menopausia

Algo similar a lo que ocurre con los anticonceptivos hormonales combinados pasa con el tratamiento hormonal sustitutivo que se prescribe a algunas mujeres en la menopausia. Este tipo de medicamentos contienen estrógenos y progestágenos, por lo que también hay riesgo de desarrollar una complicación trombótica. “Antes de indicar este tratamiento, el médico debe realizar una evaluación del riesgo trombótico de la paciente y valorar el riesgo/beneficio de instaurarlo”, señala esta especialista. “Una vez iniciado, es recomendable reevaluar el riesgo de forma periódica”, concluye.

Fuente: https://www.elplural.com/sociedad/anticoagulantes-en-la-mujer-resolviendo-dudas_131703102